EL POETA Y LA CALLE:
La calle me llama
y a la calle iré…
Yo tengo una pena
de tan mal jaez (…)
¿Qué cuál es mi pena?
¡Ni yo sé cuál es!
Pero ella me obliga
a irme, a correr,
hasta de cansancio
rendido caer…
La calle me llama
y obedeceré…
Cuando pongo en ella
los ligeros pies,
me lleno de rimas
sin saber por qué…
La calle, la calle,
¡loco cascabel!
La noche, la noche,
¡que dulce embriaguez!
El poeta, la calle y la noche
se quieren los tres.